FUVEST 2012

Questão 23661

Leia os versos do poema “A bomba atômica”, de Vinícius de Moraes.   
A bomba atômica é triste, coisa mais triste não há Quando cai, cai sem vontade, vem caindo devagar Tão devagar vem caindo, que dá tempo a um passarinho de pousar nela e voar...  Coitada da bomba atômica, que não gosta de matar! Coitada da bomba atômica, que não gosta de matar Mas que ao matar mata tudo, animal e vegetal Que mata a vida da terra e mata a vida do ar Mas que também mata a guerra... Bomba atômica que aterra! Bomba atônita da paz! Pomba tonta, bomba atômica, tristeza, consolação Flor puríssima do urânio desabrochada no chão Da cor pálida do hélium e odor de rádium fatal Lœlia mineral carnívora, radiosa rosa radical. Nunca mais oh bomba atômica, nunca em tempo algum, jamais Seja preciso que mates onde houve morte demais: Fique apenas tua imagem, aterradora miragem Sobre as grandes catedrais: guarda de uma nova era Arcanjo insigne da paz!   
www.casadobruxo.com.br/poesia/vbomba.htm. Acesso em: 3 jul. 2012.  

Os versos de Vinícius de Moraes, sobre a bomba atômica, mostram que 

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Questão 23668

É bastante conhecido o efeito que a chuva ácida faz degradando esculturas de mármore. Porém outros materiais também sofrem degradação pela simples exposição à umidade, como é o caso das peças feitas de cobre, presentes nas cúpulas da Basílica de São Pedro, no Vaticano.

O cobre, quando em contato com o ar úmido e o gás carbônico, sofre um processo de oxidação formando carbonato de cobre II, que é o responsável pela coloração verde encontrada nas peças, conforme as equações (não-balanceadas).

A análise dessas equações químicas revela que

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Questão 23675

A jadeíte, também chamada de silicato de alumínio e sódio (NaAlSi2O6), é um mineral muito utilizado por artesãos para confecção de peças de ornamentação e decoração, como jóias e estatuetas. 

O número de mols de silício presente em uma estatueta, com massa igual a 1.414 gramas, composta basicamente por jadeíte, é

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Questão 23676

Para hablar, los jóvenes utilizan sólo 240 palabras

Por Diego Geddes

Es un 25% de lo usual. Lo asegura un estudio de la Academia del lenguaje. Hay especialistas que lo ven como un peligro, pero hay otros que afirman que eso no implica riesgo alguno.

Un notero de un programa de entretenimientos entrevista a Leito, líder  del grupo Wachiturros

— ¿ Qué hobbies tenés?

— ¿ ...?

— ¿ Cuáles son tus hobbies preferidos?

— Ehhh, no sé qué quiere decir.

— ¿ Qué hacés en tu tiempo libre?

—  Ahhhh, tiro facha con la moto..

Siempre se dijo que el idioma español es un organismo vivo: en su uso diario anida su  fortaleza y su crecimiento. De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras 'un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras' del español para comunicarseque, de ese gran abanico cotidianamente, los jóvens usan un 25%, 'algo más de 240'. El castellano cuenta con casi 100 mil vocablos, o sea que, de ese gran abanico de posibilidades, utilizan un 0,03%. Ahora bien, ¿qué determina esto?  ¿Los jóvenes empobrecen su lenguaje y, con ello, su pensamiento? Más aún : ¿está asociado esto directamente con la capacidad de reflexionar? ¿ O simplesmente ese recorte significa una simplificación y no una derrota cultural?

Las opiniones están repartidas. No hay duda de que manejar un número mayor de vocablos favorece una mejor expresión. Ya lo dijo Roberto Fontarrosa en su histórico discurso durante el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario. Luego de defender el uso de 'malas'  palabras, que son irreemplazables, por sonoridad y fluerza'. 

Acaso en la antípodas de ese pensamiento, hace casi dos meses, en un reportaje en La Nación, Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, fue categórico y alarmista: ' Cuando no hay capacidad de expesión se achica el pensamiento. Lo vemos todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal –arriesgó Barcia– le hace muy mal al sistema democrático”. Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos. O incluso optimistas. La Dra. María Laura Pardo, del departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET, asegura que “los jóvenes son creativos en cualquier estratificación social. Que las palabras nuevas que crean no estén en el diccionario no quiere decir que no sean vocablos y que no deban ser contados a la hora de estos estudios. Lo que hoy parece una irreverencia idiomática, mañana estará en la RAE y en otros diccionarios como nuevo léxico”. En la misma línea, Mara Glozman, docente de Semiología de la UBA, cree que plantear una “pobreza léxica” en ciertos grupos o colectivos supone que existen otros “colectivos o sectores que tienen una mayor amplitud léxica y eso suele asociarse a un mejor conocimiento de la lengua. Digo que ‘suelen asociarse a un mejor conocimiento lingüístico’ porque se trata de ideas que tienen más relación con las representaciones sobre la lengua que con las realidades lingüísticas de los hablantes”. Alejada por completo de una visión elitista del uso del lenguaje, Pardo reconoce la existencia de estudios que aseguran que “algunos hablantes solo utilizarían entre 280 a 1000 palabras en su vida diaria”, pero agrega que en ese tipo de trabajos “no se pondera el valor de la creación léxica”. Además, por lo general, “no se tiene en cuenta que la lengua es un ente vivo, siempre cambiante, imposible de cuantificar y siempre rico, aun por fuera de lo supuestamente ‘correcto’”. Según el escritor y ensayista Juan Becerra, “lo que olvidan los defensores de la cantidad es que el poder del lenguaje no radica en las palabras, sean estas pocas o muchas, sino en la inteligencia que las asocia”.

Diario Clarín, Argentina. 29 de diciembre de 2011. (adaptado) Disponível em: . Acesso em: 4 jul. 2012. 

Na entrevista com Leito, no início do texto, o líder do grupo Wachiturros não   

 

 

 

 

 

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Questão 23677

Para hablar, los jóvenes utilizan sólo 240 palabras

Por Diego Geddes

Es un 25% de lo usual. Lo asegura un estudio de la Academia del lenguaje. Hay especialistas que lo ven como un peligro, pero hay otros que afirman que eso no implica riesgo alguno.

Un notero de un programa de entretenimientos entrevista a Leito, líder  del grupo Wachiturros

— ¿ Qué hobbies tenés?

— ¿ ...?

— ¿ Cuáles son tus hobbies preferidos?

— Ehhh, no sé qué quiere decir.

— ¿ Qué hacés en tu tiempo libre?

—  Ahhhh, tiro facha con la moto..

Siempre se dijo que el idioma español es un organismo vivo: en su uso diario anida su  fortaleza y su crecimiento. De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras 'un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras' del español para comunicarseque, de ese gran abanico cotidianamente, los jóvens usan un 25%, 'algo más de 240'. El castellano cuenta con casi 100 mil vocablos, o sea que, de ese gran abanico de posibilidades, utilizan un 0,03%. Ahora bien, ¿qué determina esto?  ¿Los jóvenes empobrecen su lenguaje y, con ello, su pensamiento? Más aún : ¿está asociado esto directamente con la capacidad de reflexionar? ¿ O simplesmente ese recorte significa una simplificación y no una derrota cultural?

Las opiniones están repartidas. No hay duda de que manejar un número mayor de vocablos favorece una mejor expresión. Ya lo dijo Roberto Fontarrosa en su histórico discurso durante el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario. Luego de defender el uso de 'malas'  palabras, que son irreemplazables, por sonoridad y fluerza'. 

Acaso en la antípodas de ese pensamiento, hace casi dos meses, en un reportaje en La Nación, Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, fue categórico y alarmista: ' Cuando no hay capacidad de expesión se achica el pensamiento. Lo vemos 

todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal –arriesgó Barcia– le hace muy mal al sistema democrático”. Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos. O incluso optimistas. La Dra. María Laura Pardo, del departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET, asegura que “los jóvenes son creativos en cualquier estratificación social. Que las palabras nuevas que crean no estén en el diccionario no quiere decir que no sean vocablos y que no deban ser contados a la hora de estos estudios. Lo que hoy parece una irreverencia idiomática, mañana estará en la RAE y en otros diccionarios como nuevo léxico”. En la misma línea, Mara Glozman, docente de Semiología de la UBA, cree que plantear una “pobreza léxica” en ciertos grupos o colectivos supone que existen otros “colectivos o sectores que tienen una mayor amplitud léxica y eso suele asociarse a un mejor conocimiento de la lengua. Digo que ‘suelen asociarse a un mejor conocimiento lingüístico’ porque se trata de ideas que tienen más relación con las representaciones sobre la lengua que con las realidades lingüísticas de los hablantes”. Alejada por completo de una visión elitista del uso del lenguaje, Pardo reconoce la existencia de estudios que aseguran que “algunos hablantes solo utilizarían entre 280 a 1000 palabras en su vida diaria”, pero agrega que en ese tipo de trabajos “no se pondera el valor de la creación léxica”. Además, por lo general, “no se tiene en cuenta que la lengua es un ente vivo, siempre cambiante, imposible de cuantificar y siempre rico, aun por fuera de lo supuestamente ‘correcto’”. Según el escritor y ensayista Juan Becerra, “lo que olvidan los defensores de la cantidad es que el poder del lenguaje no radica en las palabras, sean estas pocas o muchas, sino en la inteligencia que las asocia”.

Diario Clarín, Argentina. 29 de diciembre de 2011. (adaptado) Disponível em: . Acesso em: 4 jul. 2012. 

No fragmento “en su uso diario anida su fortaleza y su crecimiento” , o termo em destaque, expressa que o fortalecimento e o crescimento da língua espanhola 

 

 

 

 

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Questão 23678

Para hablar, los jóvenes utilizan sólo 240 palabras

Por Diego Geddes

Es un 25% de lo usual. Lo asegura un estudio de la Academia del lenguaje. Hay especialistas que lo ven como un peligro, pero hay otros que afirman que eso no implica riesgo alguno.

Un notero de un programa de entretenimientos entrevista a Leito, líder  del grupo Wachiturros

— ¿ Qué hobbies tenés?

— ¿ ...?

— ¿ Cuáles son tus hobbies preferidos?

— Ehhh, no sé qué quiere decir.

— ¿ Qué hacés en tu tiempo libre?

—  Ahhhh, tiro facha con la moto..

Siempre se dijo que el idioma español es un organismo vivo: en su uso diario anida su  fortaleza y su crecimiento. De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras 'un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras' del español para comunicarseque, de ese gran abanico cotidianamente, los jóvens usan un 25%, 'algo más de 240'. El castellano cuenta con casi 100 mil vocablos, o sea que, de ese gran abanico de posibilidades, utilizan un 0,03%. Ahora bien, ¿qué determina esto?  ¿Los jóvenes empobrecen su lenguaje y, con ello, su pensamiento? Más aún : ¿está asociado esto directamente con la capacidad de reflexionar? ¿ O simplesmente ese recorte significa una simplificación y no una derrota cultural?

Las opiniones están repartidas. No hay duda de que manejar un número mayor de vocablos favorece una mejor expresión. Ya lo dijo Roberto Fontarrosa en su histórico discurso durante el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario. Luego de defender el uso de 'malas'  palabras, que son irreemplazables, por sonoridad y fluerza'. 

Acaso en la antípodas de ese pensamiento, hace casi dos meses, en un reportaje en La Nación, Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, fue categórico y alarmista: ' Cuando no hay capacidad de expesión se achica el pensamiento. Lo vemos 

todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal –arriesgó Barcia– le hace muy mal al sistema democrático”. Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos. O incluso optimistas. La Dra. María Laura Pardo, del departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET, asegura que “los jóvenes son creativos en cualquier estratificación social. Que las palabras nuevas que crean no estén en el diccionario no quiere decir que no sean vocablos y que no deban ser contados a la hora de estos estudios. Lo que hoy parece una irreverencia idiomática, mañana estará en la RAE y en otros diccionarios como nuevo léxico”. En la misma línea, Mara Glozman, docente de Semiología de la UBA, cree que plantear una “pobreza léxica” en ciertos grupos o colectivos supone que existen otros “colectivos o sectores que tienen una mayor amplitud léxica y eso suele asociarse a un mejor conocimiento de la lengua. Digo que ‘suelen asociarse a un mejor conocimiento lingüístico’ porque se trata de ideas que tienen más relación con las representaciones sobre la lengua que con las realidades lingüísticas de los hablantes”. Alejada por completo de una visión elitista del uso del lenguaje, Pardo reconoce la existencia de estudios que aseguran que “algunos hablantes solo utilizarían entre 280 a 1000 palabras en su vida diaria”, pero agrega que en ese tipo de trabajos “no se pondera el valor de la creación léxica”. Además, por lo general, “no se tiene en cuenta que la lengua es un ente vivo, siempre cambiante, imposible de cuantificar y siempre rico, aun por fuera de lo supuestamente ‘correcto’”. Según el escritor y ensayista Juan Becerra, “lo que olvidan los defensores de la cantidad es que el poder del lenguaje no radica en las palabras, sean estas pocas o muchas, sino en la inteligencia que las asocia”.

Diario Clarín, Argentina. 29 de diciembre de 2011. (adaptado) Disponível em: . Acesso em: 4 jul. 2012. 

De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras “un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras” del español para comunicarse cotidianamente, los jóvenes usan un 25%, “algo más de 240.  
O termo em destaque, no fragmento acima, expressa uma relação de   

 

 

 

 

 

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Questão 23679

Para hablar, los jóvenes utilizan sólo 240 palabras

Por Diego Geddes

Es un 25% de lo usual. Lo asegura un estudio de la Academia del lenguaje. Hay especialistas que lo ven como un peligro, pero hay otros que afirman que eso no implica riesgo alguno.

 

Un notero de un programa de entretenimientos entrevista a Leito, líder  del grupo Wachiturros

— ¿ Qué hobbies tenés?

— ¿ ...?

— ¿ Cuáles son tus hobbies preferidos?

— Ehhh, no sé qué quiere decir.

— ¿ Qué hacés en tu tiempo libre?

—  Ahhhh, tiro facha con la moto..

Siempre se dijo que el idioma español es un organismo vivo: en su uso diario anida su  fortaleza y su crecimiento. De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras 'un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras' del español para comunicarseque, de ese gran abanico cotidianamente, los jóvens usan un 25%, 'algo más de 240'. El castellano cuenta con casi 100 mil vocablos, o sea que, de ese gran abanico de posibilidades, utilizan un 0,03%. Ahora bien, ¿qué determina esto?  ¿Los jóvenes empobrecen su lenguaje y, con ello, su pensamiento? Más aún : ¿está asociado esto directamente con la capacidad de reflexionar? ¿ O simplesmente ese recorte significa una simplificación y no una derrota cultural?

Las opiniones están repartidas. No hay duda de que manejar un número mayor de vocablos favorece una mejor expresión. Ya lo dijo Roberto Fontarrosa en su histórico discurso durante el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario. Luego de defender el uso de 'malas'  palabras, que son irreemplazables, por sonoridad y fluerza'. 

Acaso en la antípodas de ese pensamiento, hace casi dos meses, en un reportaje en La Nación, Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, fue categórico y alarmista: ' Cuando no hay capacidad de expesión se achica el pensamiento. Lo vemos 

todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal –arriesgó Barcia– le hace muy mal al sistema democrático”. Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos. O incluso optimistas. La Dra. María Laura Pardo, del departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET, asegura que “los jóvenes son creativos en cualquier estratificación social. Que las palabras nuevas que crean no estén en el diccionario no quiere decir que no sean vocablos y que no deban ser contados a la hora de estos estudios. Lo que hoy parece una irreverencia idiomática, mañana estará en la RAE y en otros diccionarios como nuevo léxico”. En la misma línea, Mara Glozman, docente de Semiología de la UBA, cree que plantear una “pobreza léxica” en ciertos grupos o colectivos supone que existen otros “colectivos o sectores que tienen una mayor amplitud léxica y eso suele asociarse a un mejor conocimiento de la lengua. Digo que ‘suelen asociarse a un mejor conocimiento lingüístico’ porque se trata de ideas que tienen más relación con las representaciones sobre la lengua que con las realidades lingüísticas de los hablantes”. Alejada por completo de una visión elitista del uso del lenguaje, Pardo reconoce la existencia de estudios que aseguran que “algunos hablantes solo utilizarían entre 280 a 1000 palabras en su vida diaria”, pero agrega que en ese tipo de trabajos “no se pondera el valor de la creación léxica”. Además, por lo general, “no se tiene en cuenta que la lengua es un ente vivo, siempre cambiante, imposible de cuantificar y siempre rico, aun por fuera de lo supuestamente ‘correcto’”. Según el escritor y ensayista Juan Becerra, “lo que olvidan los defensores de la cantidad es que el poder del lenguaje no radica en las palabras, sean estas pocas o muchas, sino en la inteligencia que las asocia”.

Diario Clarín, Argentina. 29 de diciembre de 2011. (adaptado) Disponível em: . Acesso em: 4 jul. 2012. 

No texto, segundo Fontanarrosa, o uso de “malas palabras” é   

 

 

 

 

 

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Questão 23680

Para hablar, los jóvenes utilizan sólo 240 palabras

Por Diego Geddes

Es un 25% de lo usual. Lo asegura un estudio de la Academia del lenguaje. Hay especialistas que lo ven como un peligro, pero hay otros que afirman que eso no implica riesgo alguno.

Un notero de un programa de entretenimientos entrevista a Leito, líder  del grupo Wachiturros

— ¿ Qué hobbies tenés?

— ¿ ...?

— ¿ Cuáles son tus hobbies preferidos?

— Ehhh, no sé qué quiere decir.

— ¿ Qué hacés en tu tiempo libre?

—  Ahhhh, tiro facha con la moto..

Siempre se dijo que el idioma español es un organismo vivo: en su uso diario anida su  fortaleza y su crecimiento. De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras 'un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras' del español para comunicarseque, de ese gran abanico cotidianamente, los jóvens usan un 25%, 'algo más de 240'. El castellano cuenta con casi 100 mil vocablos, o sea que, de ese gran abanico de posibilidades, utilizan un 0,03%. Ahora bien, ¿qué determina esto?  ¿Los jóvenes empobrecen su lenguaje y, con ello, su pensamiento? Más aún : ¿está asociado esto directamente con la capacidad de reflexionar? ¿ O simplesmente ese recorte significa una simplificación y no una derrota cultural?

Las opiniones están repartidas. No hay duda de que manejar un número mayor de vocablos favorece una mejor expresión. Ya lo dijo Roberto Fontarrosa en su histórico discurso durante el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario. Luego de defender el uso de 'malas'  palabras, que son irreemplazables, por sonoridad y fluerza'. 

Acaso en la antípodas de ese pensamiento, hace casi dos meses, en un reportaje en La Nación, Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, fue categórico y alarmista: ' Cuando no hay capacidad de expesión se achica el pensamiento. Lo vemos todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal –arriesgó Barcia– le hace muy mal al sistema democrático”. Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos. O incluso optimistas. La Dra. María Laura Pardo, del departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET, asegura que “los jóvenes son creativos en cualquier estratificación social. Que las palabras nuevas que crean no estén en el diccionario no quiere decir que no sean vocablos y que no deban ser contados a la hora de estos estudios. Lo que hoy parece una irreverencia idiomática, mañana estará en la RAE y en otros diccionarios como nuevo léxico”. En la misma línea, Mara Glozman, docente de Semiología de la UBA, cree que plantear una “pobreza léxica” en ciertos grupos o colectivos supone que existen otros “colectivos o sectores que tienen una mayor amplitud léxica y eso suele asociarse a un mejor conocimiento de la lengua. Digo que ‘suelen asociarse a un mejor conocimiento lingüístico’ porque se trata de ideas que tienen más relación con las representaciones sobre la lengua que con las realidades lingüísticas de los hablantes”. Alejada por completo de una visión elitista del uso del lenguaje, Pardo reconoce la existencia de estudios que aseguran que “algunos hablantes solo utilizarían entre 280 a 1000 palabras en su vida diaria”, pero agrega que en ese tipo de trabajos “no se pondera el valor de la creación léxica”. Además, por lo general, “no se tiene en cuenta que la lengua es un ente vivo, siempre cambiante, imposible de cuantificar y siempre rico, aun por fuera de lo supuestamente ‘correcto’”. Según el escritor y ensayista Juan Becerra, “lo que olvidan los defensores de la cantidad es que el poder del lenguaje no radica en las palabras, sean estas pocas o muchas, sino en la inteligencia que las asocia”.

Diario Clarín, Argentina. 29 de diciembre de 2011. (adaptado) Disponível em: . Acesso em: 4 jul. 2012. 

O termo destacado no fragmento “Cuando no hay capacidad de expresión se achica el pensamiento” denota 

 

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Questão 23681

(UFU - 2012)

Para hablar, los jóvenes utilizan sólo 240 palabras

Por Diego Geddes

Es un 25% de lo usual. Lo asegura un estudio de la Academia del lenguaje. Hay especialistas que lo ven como un peligro, pero hay otros que afirman que eso no implica riesgo alguno.

Un notero de un programa de entretenimientos entrevista a Leito, líder  del grupo Wachiturros

— ¿ Qué hobbies tenés?

— ¿ ...?

— ¿ Cuáles son tus hobbies preferidos?

— Ehhh, no sé qué quiere decir.

— ¿ Qué hacés en tu tiempo libre?

—  Ahhhh, tiro facha con la moto..

Siempre se dijo que el idioma español es un organismo vivo: en su uso diario anida su  fortaleza y su crecimiento. De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras ''un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras'' del español para comunicarseque, de ese gran abanico cotidianamente, los jóvens usan un 25%, ''algo más de 240''. El castellano cuenta con casi 100 mil vocablos, o sea que, de ese gran abanico de posibilidades, utilizan un 0,03%. Ahora bien, ¿qué determina esto?  ¿Los jóvenes empobrecen su lenguaje y, con ello, su pensamiento? Más aún : ¿está asociado esto directamente con la capacidad de reflexionar? ¿ O simplesmente ese recorte significa una simplificación y no una derrota cultural?

Las opiniones están repartidas. No hay duda de que manejar un número mayor de vocablos favorece una mejor expresión. Ya lo dijo Roberto Fontarrosa en su histórico discurso durante el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario. Luego de defender el uso de ''malas''  palabras, que son irreemplazables, por sonoridad y fluerza''. 

Acaso en la antípodas de ese pensamiento, hace casi dos meses, en un reportaje en La Nación, Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, fue categórico y alarmista: '' Cuando no hay capacidad de expesión se achica el pensamiento. Lo vemos todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal –arriesgó Barcia– le hace muy mal al sistema democrático”. Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos. O incluso optimistas. La Dra. María Laura Pardo, del departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET, asegura que “los jóvenes son creativos en cualquier estratificación social. Que las palabras nuevas que crean no estén en el diccionario no quiere decir que no sean vocablos y que no deban ser contados a la hora de estos estudios. Lo que hoy parece una irreverencia idiomática, mañana estará en la RAE y en otros diccionarios como nuevo léxico”. En la misma línea, Mara Glozman, docente de Semiología de la UBA, cree que plantear una “pobreza léxica” en ciertos grupos o colectivos supone que existen otros “colectivos o sectores que tienen una mayor amplitud léxica y eso suele asociarse a un mejor conocimiento de la lengua. Digo que ‘suelen asociarse a un mejor conocimiento lingüístico’ porque se trata de ideas que tienen más relación con las representaciones sobre la lengua que con las realidades lingüísticas de los hablantes”. Alejada por completo de una visión elitista del uso del lenguaje, Pardo reconoce la existencia de estudios que aseguran que “algunos hablantes solo utilizarían entre 280 a 1000 palabras en su vida diaria”, pero agrega que en ese tipo de trabajos “no se pondera el valor de la creación léxica”. Además, por lo general, “no se tiene en cuenta que la lengua es un ente vivo, siempre cambiante, imposible de cuantificar y siempre rico, aun por fuera de lo supuestamente ‘correcto’”. Según el escritor y ensayista Juan Becerra, “lo que olvidan los defensores de la cantidad es que el poder del lenguaje no radica en las palabras, sean estas pocas o muchas, sino en la inteligencia que las asocia”.

Diario Clarín, Argentina. 29 de diciembre de 2011. (adaptado) Disponível em: . Acesso em: 4 jul. 2012. 

"Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos."

No fragmento acima, a expressão em destaque pode ser substituída, sem alteração do significado,  por: 

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Questão 23682

Para hablar, los jóvenes utilizan sólo 240 palabras

Por Diego Geddes

Es un 25% de lo usual. Lo asegura un estudio de la Academia del lenguaje. Hay especialistas que lo ven como un peligro, pero hay otros que afirman que eso no implica riesgo alguno.

Un notero de un programa de entretenimientos entrevista a Leito, líder  del grupo Wachiturros

— ¿ Qué hobbies tenés?

— ¿ ...?

— ¿ Cuáles son tus hobbies preferidos?

— Ehhh, no sé qué quiere decir.

— ¿ Qué hacés en tu tiempo libre?

—  Ahhhh, tiro facha con la moto..

Siempre se dijo que el idioma español es un organismo vivo: en su uso diario anida su  fortaleza y su crecimiento. De acuerdo a un cálculo de la Academia española de la lengua actualizado al 2010, mientras 'un ciudadano medio utiliza entre 500 y 1000 palabras' del español para comunicarseque, de ese gran abanico cotidianamente, los jóvens usan un 25%, 'algo más de 240'. El castellano cuenta con casi 100 mil vocablos, o sea que, de ese gran abanico de posibilidades, utilizan un 0,03%. Ahora bien, ¿qué determina esto?  ¿Los jóvenes empobrecen su lenguaje y, con ello, su pensamiento? Más aún : ¿está asociado esto directamente con la capacidad de reflexionar? ¿ O simplesmente ese recorte significa una simplificación y no una derrota cultural?

Las opiniones están repartidas. No hay duda de que manejar un número mayor de vocablos favorece una mejor expresión. Ya lo dijo Roberto Fontarrosa en su histórico discurso durante el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario. Luego de defender el uso de 'malas'  palabras, que son irreemplazables, por sonoridad y fluerza'. 

Acaso en la antípodas de ese pensamiento, hace casi dos meses, en un reportaje en La Nación, Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, fue categórico y alarmista: ' Cuando no hay capacidad de expesión se achica el pensamiento. Lo vemos todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal –arriesgó Barcia– le hace muy mal al sistema democrático”. Pese a esa admonición, hay especialistas que son mucho más cautos. O incluso optimistas. La Dra. María Laura Pardo, del departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET, asegura que “los jóvenes son creativos en cualquier estratificación social. Que las palabras nuevas que crean no estén en el diccionario no quiere decir que no sean vocablos y que no deban ser contados a la hora de estos estudios. Lo que hoy parece una irreverencia idiomática, mañana estará en la RAE y en otros diccionarios como nuevo léxico”. En la misma línea, Mara Glozman, docente de Semiología de la UBA, cree que plantear una “pobreza léxica” en ciertos grupos o colectivos supone que existen otros “colectivos o sectores que tienen una mayor amplitud léxica y eso suele asociarse a un mejor conocimiento de la lengua. Digo que ‘suelen asociarse a un mejor conocimiento lingüístico’ porque se trata de ideas que tienen más relación con las representaciones sobre la lengua que con las realidades lingüísticas de los hablantes”. Alejada por completo de una visión elitista del uso del lenguaje, Pardo reconoce la existencia de estudios que aseguran que “algunos hablantes solo utilizarían entre 280 a 1000 palabras en su vida diaria”, pero agrega que en ese tipo de trabajos “no se pondera el valor de la creación léxica”. Además, por lo general, “no se tiene en cuenta que la lengua es un ente vivo, siempre cambiante, imposible de cuantificar y siempre rico, aun por fuera de lo supuestamente ‘correcto’”. Según el escritor y ensayista Juan Becerra, “lo que olvidan los defensores de la cantidad es que el poder del lenguaje no radica en las palabras, sean estas pocas o muchas, sino en la inteligencia que las asocia”.

Diario Clarín, Argentina. 29 de diciembre de 2011. (adaptado) Disponível em: . Acesso em: 4 jul. 2012. 

Para o autor do texto, o posicionamento adotado pela Dr.ª María Laura Pardo, com relação ao uso da linguagem, 

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